27/5/09

Una gambeta a la crisis

Tranquilo Mono, ahora está más fácil.
Tudo bem, tudo legal (?)


Pese a la recesión mundial, en Europa se manejan cifras récord en las transferencias. Se apunta al éxito deportivo y al marketing para solventarlas.

La última crisis financiera global, que comenzó en septiembre a causa del colapso del gigante bancario Lehman Brothers, provocó la quiebra de algunas empresas multinacionales líderes de primer mundo y duros ajustes en otras (como la reducción de personal, estancamiento en la producción, proyectos congelados, etcétera) y tuvo un impacto de una profundidad tan grande que hubo que retroceder hacia 1929 para encontrar una caída similar en tantos rubros. Por eso, todo indicaba que el mercado del fútbol no quedaría exento y se manejarían números menores a los de los últimos tiempos. Sin embargo, de las elevadas cifras de las transferencias de jugadores que se dieron en el verano europeo se desprende que, alrededor de la pelota, gira un universo totalmente distinto al de la realidad.

Nada mejor para ilustrarlo que el caso del Real Madrid, que a la hora de renovarle la ilusión a sus hinchas luego de la triple corona conseguida por el Barcelona (la Liga, Champions y Copa del Rey) optó por no escatimar en gastos y darle a su nuevo entrenador, Manuel Pellegrini, un plantel de lujo. Para ello, apostó al último “FIFA World Player“, Cristiano Ronaldo, por cuyo pase desembolsó 96 millones de euros a la tesorería del Manchester United, a lo que hay que agregarle el jugoso contrato de 13 millones anuales que recibirá el volante portugués.

Igualmente, no se conformó y para ayudarlo en la elaboración de juego añadió a sus filas a Kaká, enganche de la selección de Brasil que pertenecía al Milan, por el que pagó 67.2 millones billetes de la moneda europea, una cifra que es parecida a la suma de las dos incorporaciones con las que completó su masiva participación en el mercado: el francés Karim Benzema y el español que tuvo un gran año en el Liverpool, Xabi Alonso.

De todos modos, a su clásico rival la seguidilla de éxitos deportivos no lo mantiene al margen y, con tal de sumar a Zlatan Ibrahimovic, de papel fundamental en los últimos años en el Inter, escogió desprenderse de su centrodelantero goleador, Samuel Eto'ó (¿habrá incidido la acusación que cae sobre él de ser complicado en la convivencia con el grupo?). El costo de la operación fue el préstamo del camerunés más 40 millones de euros (incluyendo el valor del africano serían unos 99 millones de dólares en total). Y, además de la inversión “puertas adentro “ de aumentarle por quinta vez el sueldo a Lionel Messi (11 millones de euros anuales más incentivos) se supo de un jugoso interés de Pep Guardiola por Javier Mascherano.

Pero la fiebre del consumo no habla sólo en español. El Manchester City buscaba alguien para colaborar en la delantera con Robinho y, a falta de uno, fue por tres: Carlos Tévez, Emmanuel Adebayor y Roque Santa Cruz. La demanda de un equipo que no está en las principales posiciones desde hace mucho tiempo se debe a la llegada del jeque Jaldun Bin Mubarak, uno de los tantos exponentes de un fenómeno que se visualiza en las últimas temporadas: el de capitalistas provenientes de países de medio oriente que depositan sus ingresos en el fútbol de alto nivel. Por el argentino, el togolés y el paraguayo, se gastaron unos 112 millones de dólares.

Aunque no era el único equipo inglés con intención de firmar cheques, dado que el propietario del Chelsea, Roman Abramovich, estaba dispuesto a invertir 117 millones de euros por Andrea Pirlo, Sergio Agüero y Franck Ribery.

En tanto, en Alemania el pase top fue la llegada de Mario Gómez al Bayern Munich, en Italia el arribo de Diego a Juventus, y en Francia la contratación de Lisandro López a Lyon, transferencias de 42, 35 y 34 millones de dólares, respectivamente.

Es preciso destacar que la excesiva circulación de dinero no es propiedad exclusiva del fútbol, sino que varios deportes se salpican de ella. Por ejemplo, El regreso de Michael Schumacher a la Fórmula 1 para suplantar al accidentado Felipe Massa le costará a Ferrari tres millones y medio de euros el fin de semana. Además, según la revista Forbes, el basquetbolista Kobe Bryant suma, entre salario, auspicios y demás, 45 millones de dólares. Y el mismo medio calcula que el golfista Tiger Woods tuvo ganancias por 110 millones de dólares entre junio de 2008 y junio de 2009.

Aunque claro que no todo es pérdida de dinero. El marketing juega un papel importante a la hora de que los egresos se conviertan en fuente de ingresos. Sólo en el primer día, la venta de camisetas del Real Madrid con el número de Ronaldo llegó a 3 mil, cifra que crece a cada hora, y la cantidad de sponsor aumenta. En una entrevista del diario madrileño Público, el presidente del club, Florentino Pérez, insistió en que “las sumas pagadas por Ronaldo y Kaká son inversiones que van a suponer un salto cuantitativo para los ingresos del club” y estimó que ese número será “unos 400 millones de euros anuales“. Además, ante cualquier eventualidad ocasionada por el destino, las piernas del portugués fueron aseguradas en 100 millones de euros, según el diario El Mundo.

Algo similar sucede con el máximo campeón de la Fórmula 1, dado que la demanda de acreditaciones periodísticas se triplicó, como los patrocinantes y el público ávido de verlo nuevamente al volante. Y ni que hablar de Michael Jordan, quien pese a haberse retirado de la práctica profesional del básquet hace seis años, en concepto de licencias para usar su nombre en mercancía lleva 45 millones de dólares de ingresos, lo cual lo pone a la par de Bryant como el segundo atleta mejor remunerado (también según Forbes).

Pese a que en los diferentes ámbitos de la economía cae el poder de compra del público, el fútbol de elite, como muchos otros deportes, toma una ruta diferente y apuesta al consumo para apelar a un buen marketing que permita recuperar la millonaria inversión. Es por eso que Ronaldo, Messi, Kaká y otros tantos no sólo llenan sus cuentas por esquivar rivales, sino también que son utilizados para gambetear a la crisis.

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