2/9/09

¿Entrenador por vocación...o Boca-ción?




Argentina enfrentará a Brasil con la obligación de ganar para que no se complique su clasificación a Sudáfrica. Hay debate por la decisión de Diego de salir del Monumental y por la cantidad de jugadores identificados con Boca.


"Esto no es la Selección, es la Rivercción", se quejaba Diego Maradona previo a Francia ´98 en su rol de ex jugador/hincha/crítico, a causa de las convocatorias de Daniel Passarella a jugadores identificados con el Millonario. Vaya si la vida es redonda como una número 5, hoy el astro es quien lleva puesto el buzo de DT y, por la citación a última hora de Rolando Schiavi y Martín Palermo, más la inclusión casi segura de Jesús Datolo como titular, es el receptor de reproches por una tendencia azul y oro en su plantilla. De todos modos, no se escuchó la voz del hombre hecho para defender a River, hoy candidato a suceder a José María Aguilar.

Vale aclarar que tanto Jebús (?) como el mayor goleador profesional del Xeneize son de extremo agrado del autor de este post, pero uno se pregunta que más deben hacer para unirse al grupo algunos como Luis Gonzalez, José Sand y Gonzalo Higuaín (aunque en éste último existiera el problema personal que se rumorea, ¿no deberían dejarlo de lado y tener prioridad el bien de la Selección?).

El frío calendario, que nada entiende de emociones, dirá que Argentina y Brasil se enfrentarán el sábado 5 de septiembre a las 21.30 en Rosario. Aunque aquellos que comprenden la pasión que se despierta en estos dos países cada vez que la pelota empieza a rodar, no dudarán que el partido entre las máximas potencias futbolísticas del continente ya comenzó a jugarse desde hace tiempo.

Y mucho tiene que ver la necesidad imperiosa del local por obtener los tres puntos. Sucede que en el caso de no conseguir la victoria, y si se da una combinación de resultados, la selección albiceleste se ubicará en la quinta colocación (posición de repechaje) y la proxima jornada viajará a Paraguay con apenas una unidad de ventaja sobre Uruguay, al que deberá visitar en la última fecha. ''Vamos a ganar porque tenemos los mejores jugadores'', llenó de optimismo el entrenador Diego Maradona, sin darle lugar a la especulación de que Argentina mire el Mundial por televisión, situación que no ocurre desde 1970.

Además, el director técnico sabe que él también se juega una parada importante porque todavía no logró ensamblar el equipo e impregnarle volumen de juego a un combinado de estrellas que no se destacan tanto como en sus clubes. Por eso, no quiso dar ventajas y pidió ser local en la cancha de Rosario Central, como consecuencia del pésimo estado del terreno en los últimos partidos en el Monumental y de la búsqueda del público más cerca de la cancha para ejercer presión sobre los rivales. "Es ideal para meter a los brasileños contra un arco", justificó su decisión en conferencia de prensa. De todas maneras, interiormente sabe que, a pesar de que tuvo el apoyo de los jugadores por la mudanza, ante un marcador adverso será el blanco de las críticas por abandonar el Antonio Vespucio Liberti, donde Argentina sólo perdió un partido de Eliminatorias en toda la historia (0-5 ante Colombia, casualmente también un 5 de septiembre, en 1993).

No obstante, más allá del hervor que se reciba de las gradas, deberá complementarse con lo que se transmita desde el césped. Y en lo técnico-táctico, Maradona deberá ingeniársela para conseguir el mejor reemplazo de las dos piezas claves excluídos de la convocatoria por lesión: Jonás Gutierrez (desgarro en la cara posterior del muslo derecho) y Martìn Demichelis (desgarro en el tobillo derecho). Para reemplazarlos, Dátolo y Sebastián Dominguez son los que cuentan con más chances.

Lo que sí es seguro es que Mariano Andujar será el arquero, Javier Zanetti y Gabriel Heinze los laterales, Nicolás Otamendi ya tiene un lugar en la zaga, Juan Sebastián Verón y Javier Mascherano intentarán adueñarse del mediocampo, Maxi Rodriguez irá por la banda derecha y que, en la delantera, apostaría por los "bajitos", Lionel Messi y Carlos Tévez.

Por su parte, en Brasil se palpita la previa con más tranquilidad, fruto de los buenos resultados que le permitieron conseguir la Copa de las Confederaciones y llegar a lo más alto de la tabla de posiciones en las eliminatorias ( 11 triunfos en los últimos 12 compromisos y, en suma, lleva un invicto de 18 partidos). En consecuencia, Dunga tiene todo claro y prometió que no va a modificar el esquema táctico 4-2-2-2 que le propinó tanto éxito. El desequilibrio lo llevan a cabo con Kaká y Elano en la elaboración, la velocidad de Robinho, la potenica de Luis Fabiano y la salida de los laterales Maicon y Kléber. Y apuesta al equilibrio que le da el doble cinco compuesto Gilberto Silva y Felipe Melo, los centrales Lucio y Juan, más el apoyo de un gran arquero como Julio Cesar.

Más allá de lo que representó para Argentina la agónica victoria en el Mundial de Italia 90 por la mínima diferencia, desde aquella tarde los números son parejos, pero favorecen a Brasil en competencias oficiales: 5 victorias , 4 empates y apenas 3 derrotas.

Otro aspecto a tener en cuenta cada vez que se juega un clásico es el feeedback de declaraciones. Aunque no hubo demasiada explosión mediática, el optimismo ya mencionado de Maradona fue respondido nada menos que por Pelé, quien señaló que "Brasil está en este momento, con Dunga, mejor preparado, con más moral". Y se sumó Adriano, quien volvió a ser convocado después de mucho tiempo, al sacar a la luz su historial personal: "Siempre me fue bien contra ellos".

Lo cierto es que a Argentina no le queda otro remedio que conseguir un triunfo. Caso contrario, estará más que latente la sensación de que el viaje a Sudáfrica se aleja, y que se agranda la posibilidad de un Mundial sin la presencia albiceleste después de cuatro décadas. En términos futbolísticos, es "vencer o morir" para uno y la oportunidad de "darle un empujón al abismo a su némesis" para el otro.

"Ganarle a Brasil es como que tu mamá te venga a despertar con un beso a la mañana", dijo Maradona hace casi 20 años. Sus compatriotas futboleros, temerosos de una temprana eliminación, ansían que en la víspera del inicio del domingo, Diego, un entrenador por vocación (¿o Boca-ción?), tenga la sensación de haber amanecido con los labios de Doña Tota en su mejilla.

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